Recientemente he leído el libro Derecho consuetudinario y democracia directa de Felix Rodrigo Mora y debo reconocer que ha supuesto una dura prueba contra mis propios prejuicios y espectativas en cuanto a cómo debe organizarse un pueblo cuando quire dejar de lado el yugo del Poder (concretamente el Poder “de arriba a abajo”).
Sobre el derecho consuetudinario
El derecho consuetudinario es aquel que se da de manera orgánica en una comunidad. Es un conjunto de normas, deberes y funciones que se da en una sociedad cohesionada y que es fruto de la costumbre. Dichas leyes han sido creadas y ejecutadas por el pueblo, sin jerarquías. A través del paso del tiempo y de la costumbre. Generalmente se ejerce de maneral oral, sin escrituras, contratos ni documentos.
Esta forma organizativa, que según las investigaciones de Félix se dio en el norte de la península ibérica durante buena parte de la Edad Media, es la primera alternativa que conozco a las estructuras jerárquizadas. Hablo de alternativas que se hayan puesto en práctica y que hayan funcionado en un lapso de tiempo razonablemente largo.
Y lo cierto es que una vez lees acerca de esta forma de organizarse resulta aplastantemente lógico que fuera así. ¿Cómo si no de esta manera iban a funcionar las sociedades cuando no había un Estado (o estructura política similar) que las organice?
Sobre la anarquía
Félix parece que ve en la anarquía un movimiento que es en realidad contraproducente. La ferocidad del anarkismo contra el Estado sumado a su incapacidad para generar una alternativa viable convierte a este movimiento en una enorme cantidad de energía humana desperdiciada. Además una energía claramente destructiva.
Sobre lo burgués
Esta es la parte que más hondo me ha tocado. Félix parece abogar claramente por una sociedad en la que lo burgués esté fuera de la sociedad y del individuo. La vida de un hombre debe ser humilde en lo material y rico en lo espiritual. Y estoy muy de acuerdo con él pero cuando uno empieza a plantearse de verdad en renunciar a todo lo burgués que hay en su vida es difícil no caer en la tentación de salvar algún pequeño placer.
Por una parte uno es consciente de la imposibilidad de crear un mundo sin jerarquías conservando los “caprichos” de la vida aburguesada. Ciertas cosas son incompatibles con una sociedad horizontal y los caprichos burgueses lo son. Son incompatibles a nivel técnico, a nivel moral y sobretodo porque ejercen unos incentivos que en la práctica van alejando a los individuos de la vida en comunidad.
Los placeres burgueses son el motivo más importante por el cual es tan difícil terminar con las jerarquías verticales. Un individuo con placeres caprichosos es más fácil de sobornar. Una sociedad caprichosa es aún más fácil de domesticar.
Críticas a Félix
Tras leer algunas críticas a Félix en internet he podido comprobar que generalmente se dan estas situaciones:
1. Se malinterpreta su mensaje. Sobretodo en temas que son sensibles como la homofobia, el feminismo y el racismo.
2. No se malinterpreta el mensaje sino que directamente se manipula y tergiversa. Esto lo he podido comprobar en varios sitios web. Aún siendo el autor de la crítica perfectamente consciente de lo que quiere decir Félix se incurre en alguna especie de pirueta dialéctica para dar a entender otra idea.
3. Sobre el punto anterior he podido comprobar que quienes le critican con mayor ferocidad suelen ser personas amantes del Estado y su poder vertical, pero no pueden reconocerlo ya que está mal visto en ciertos círculos político-ideológicos. Así que le atacan por otros puntos, aunque no vengan al caso. Aunque en el fondo sospecho que el problema real es lo burgués y no tanto lo Estatal.
Como punto aparte también suele mencionarse las salidas de tono en sus conferencias. Respecto a este punto no puedo opinar porque nunca lo he visto en ninguna conferencia y no sé si estaban justificadas o no esas salidas de tono. Ni siquiera me importa.
Lo mejor del libro
Lo mejor del libro, con muchísima diferencia, es que no es necesario estar de acuerdo con la visión de Félix, su planteamiento es inspirador. Nos dibuja un pasado en el que no existieron reyes ni señores sino solo pueblo. Un viejo/nuevo paradigma organizativo contra las cada vez más colosales estructuras jerárquicas “de arriba a abajo”.
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