Con los delantales de los artistas (y algunos artesanos) sucede algo muy bonito y es que cuanto más manchados mejor. Quizás la imagen bohemia que aún se tiene del oficio haya ayudado a establecer la idea de que una persona creativa debe tener un delantal y el resto de ropa de trabajo llena de manchurrones.
Por mi parte, debo reconocer que cuanto más manchado está mi viejo y roto delantal más cariño le tengo.