Saber está muy bien. Indiscutible. Pero no saber es igual de importante (o más).
Al hablar del no saber me refiero a la capacidad para ignorar aquello que no nos aporta valor. Filtrar la información. Mantener la casa con la menor cantidad posible de trastos inútiles. Limpiar.
Anexo:
Hay un error fundamental en el que es muy fácil tropezarse: intentar atar cabos. Tener la historia completa. La teoría que lo encaje todo y que sea impoluta. Indestructible.
Pero la realidad es compleja. Infinita. Intentar sintetizarla y racionalizarla sin fisuras es una pérdida de tiempo. Un amago de locura.
Hay que dejar espacio para el no saber.
Nota de la imagen: No es mía. Es de internet. No sé de quien…