Llevo unos días pensando en la idea de que debería ser el dibujo el que fuera una herramienta del intelecto (dibujar lo que uno está pensando) y no al revés, que uno termine pensando sobre lo que está dibujando, cómo dibujarlo, etc…
En otras palabras, cuando uno adopta el dibujo como una simple herramienta para materializar una idea eso es bien pero cuando se fuerza a hacer dibujos sin que partan de una idea que se quiere plasmar, cuando uno se empeña en hacer cosas “bonitas”, eso está mal.
Y aquí va una bonita lámina de una gallina: