Este fue otro de esos proyektos fallidos (más de la mitad de los que hago acaban en un cajón) que intenté mover sin demasiada fortuna el ańo pasado.
Era una guía de restaurantes que ponía especial atención en la interacción del lector. La idea era convertirlo en crítico gastronómico animándolo a que fuera visitando los restaurantes, escribiendo sus impresiones y puntuándolos. Porque qué mejor crítico que nosotros mismos.
Era un proyecto bonito, la verdad.
“Ya existe Tripadvisor” podría decir alguien. Pues mira, odio Tripadvisor y odio internet.
“Mentiroso, te he visto usando Tripadvisor”. Pues mira, sí, y muy a mi pesar.